F fo Fake es un documental sobre el fraude y las falsificaciones que se centra en la figura del falsificador Elmyr de Hory y su biógrafo, Clifford Irving, autor también de la fraudulenta biografía de Howard Hughes. Asimismo relata la reclusión de Hughes y la carrera de Welles, que comenzó con la emisión radiofónica de una falsa invasión marciana: The War of the Worlds.

  • IMDb Rating: 7,8
  • RottenTomatoes: 89%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Muy probablemente Orson Welles no pensó que F for Fake fuera a ser su último largometraje completado y estrenado en las salas de cine. Supuso que era una suerte de divertimento mientras conseguía financiar su proyecto de The Other Side of the Wind, pero la vida le tenía reservada otra frustración. Una más.

Por fortuna F for Fake no desmerece la fama de su autor y es una prueba adicional –si es que faltaba alguna- de su gran versatilidad. Se trata de un experimento visual, mezcla de reflexión, crónica, documental, ensayo y juego con el espectador, donde Welles funciona como anfitrión, guía, coprotagonista y embaucador. En el fondo lo que pretende es una reflexión sobre la validez del arte y sobre si el origen espurio o inédito del mismo le quita mérito o lo hace indigno ante los ojos de quien lo aprecia. La relatividad del valor de una obra artística es la tesis de su filme, una tesis que está sepultada bajo el aparente jugueteo de su artificiosa puesta en escena, pero que sale a flote en una hermosa secuencia rodada en los exteriores de la Catedral de Chartres en Francia. No resisto la tentación de transcribir la narración en off de Welles, porque ahí está todo lo que quiere decirnos en este filme episódico y fragmentado, pero sin duda fascinante:

«Ahora esto ha estado aquí por siglos. Quizá la mayor obra del hombre, en todo el mundo occidental. Y no tiene firma. Chartres. Una celebración de la Gloria de Dios y de la dignidad humana. Bueno, todo lo que queda, piensan en estos días la mayoría de los artistas, es el hombre. Desnudo. Pobre, rábano hendido. No hay celebraciones. Los científicos siguen diciéndonos que el nuestro es un universo desechable. Ya saben, puede que sea justo esta gloria anónima de todas las cosas, este rico bosque de piedra, este canto épico, esta alegría, este gran salmo de afirmación, el que escojamos cuando todas nuestras ciudades sean polvo, para que quede intacto para señalar donde hemos estado, para testificar lo que podemos llevar a cabo. Nuestros trabajos en piedra, en pintura, en impreso están a salvo –algunas de ellas por unas pocas décadas, o uno o dos milenios- pero finalmente todo deberá caer en la guerra o desaparecer en la final y universal ceniza. Los triunfos y los fraudes, los tesoros y las falsificaciones. Es un hecho de la vida. Vamos a morir. “Se de buen corazón” grita el artista muerto desde el pasado vivo, “Nuestras canciones serán todas silenciadas ¿Pero qué importa? Sigue cantando” Quizá el nombre de un hombre no importe tanto.»

La anécdota detrás de F for Fake muestra lo oportuno y lo afortunado que fue Welles a la hora de apropiarse de este proyecto. El documentalista francés François Reichenbach lo había entrevistado en 1965 a propósito de su actuación en¿Arde París? (Paris brûle-t-il?) de René Clément y tres años después –junto a Frédéric Rossif- lo contacta para hacerle un perfil televisivo con motivo del rodaje de Histoire immortelle. Rossif es uno de los fundadores y propietarios de Antégor, una sala de montaje parisina que Welles frecuenta y en donde va a reencontrarse con Reichenbach en 1970. Este le muestra un documental llamado Elmyr: The True Picture? que hizo en 1968 en Ibiza a raíz de la salida de la cárcel del falsificador de obras de arte húngaro Elmyr de Hory; ahí incluso aparece otro personaje: Clifford Irving, un autor norteamericano que está entrevistando a de Hory para una biografía del falsificador, que será publicada con el título deFake! en 1969.

El documental había sido emitido por la BBC en mayo de 1970. Reichenbach quería que Welles le hiciera una narración en off, pero este le propone más bien hacer un nuevo montaje introduciendo secuencias nuevas y utilizando parte del material descartado. Lo que fascinaba a Welles era que las falsificaciones de Elmyr de Hory eran imposibles de distinguir de las pinturas originales y que incluso curadores y especialistas del tema las habían validado como auténticas. Era posible que pinturas de este embaucador estuvieran en museos de todo el mundo o en colecciones privadas sin que nadie pensara que eran falsas, siendo tan admiradas y codiciadas como las originales. ¿Cual era entonces el valor real de estas obras? ¿El hecho de ser confundidas con las auténticas no era ya de por sí un mérito?

Welles se encierra con la montadora Dominique Engerer a reorganizar el material, incluyendo reuniones que Welles tuvo con de Hory en Ibiza, y una conversación con Reichenbach sobre el falsificador. Pero el destino va a jugar a favor del proyecto de una manera inaudita: en 1972 surge un escándalo en la industria editorial: un estafador ha conseguido un adelanto de 750.000 dólares para la publicación de una autobiografía de Howard Hughes que resulta ser un completo engaño. ¿El nombre del dudoso biógrafo en cuestión? Nada menos que Clifford Irving, el mismo que aparece con de Hory en Elmyr: The True Picture? Welles ve ahí una oportunidad magnifica y decide expandir aún más el proyecto, ayudado ahora por la montadora Marie-Sophie Dubus, con quien trabajará a lo largo de un año.

Utiliza material previo de otras fuentes propias y ajenas, y ordena rodar nuevas secuencias en la estación de Austerlitz en París, en el jardín del Campo de Marte, en Chartres, en la sala de montaje de Antégor, y en España. Pide que le filmen testimonios de Richard Wilson y Joseph Cotten, y echa mano de material documental sobre Howard Hughes. Estará a su lado como cómplice de esta aventura su amante, la hermosa actriz y modelo croata Oja Kodar, quien lo acompañará en los últimos veinticinco años de su vida. No sé si ella era o no buena actriz, pero sin duda era una mujer muy atractiva, con una belleza que luce –más de 42 años después- absolutamente contemporánea. La Kodar protagonizará dos segmentos del filme, uno al principio y uno al final, aparentemente no relacionados entre sí.

Con todo ese enorme acervo de celuloide a su disposición, Welles construye un filme que es ante todo un prodigio del montaje. Las escenas no necesariamente tienen todas la misma continuidad espacial o temporal –así lo parezcan- de ahí que los personajes que creemos que están juntos no lo estén, o que si suponemos que alguien está mirando algo es posible que en realidad ese sea un fragmento de un largometraje filmado antes y en otra parte, y que sea el montaje el que nos induzca a pensar que es así. ¿Oja Kodar sedujo y embaucó a Picasso? Bueno, por lo menos los vimos juntos y eso nos lleva a sospecharlo, ¿verdad? Pero… ¿Realmente los vimos juntos?

El prestidigitador que Welles se preciaba de ser tiene aquí una de sus pruebas máximas. Puede que F for Fake –que inicialmente se llamaba Hoax y luegoQuestion Mark– no tenga las florituras visuales de su obra previa, pero en su aparente sencillez formal ese filme es todo un festín del montaje, el primer truco de un arte llamado cine, que en manos de Orson Welles –hijo predilecto de Méliès, Eisenstein y Vertov- se hizo magia pura. (TiempoDeCine.co)

 

F for Fake, estrenada en 1973, es quizá la última gran obra de Orson Welles. Durante toda su carrera encontró grandes dificultades para encontrar financiación a sus proyectos, pero en su etapa final como director este problema se agravó. Tanto es así que emigró a Europa para realizar sus películas más postreras.

Con F for Fake, Welles encontró otra manera de hacer cine, por la cual veía reducida su necesidad de recursos económicos manteniendo el mismo nivel de ambición. Aquí, el director norteamericano utilizó material cinematográfico ajeno, concretamente fragmentos no utilizados en un documental de François Reichenbach (y algunas imágenes de otras obras), y los mezclaba con trozos de metraje rodados por él mismo.

Todo ello, con el fin de reconstruir la historia de Elmyr d’Hory y Clifford Irving, los dos falsificadores más famosos del siglo XX. A través de una narración caótica y muy ágil, Welles nos va descubriendo la personalidad de estos dos sujetos. Como ya hizo en otras ocasiones Citizen Kane o Touch of Evil, hace un retrato complejo de un personaje, en este caso dos, contradictorio y misterioso.

A medida que avanza la cinta, veremos como también realiza un autorretrato de sí mismo, figura muy acorde con estos adjetivos. Como ya acostumbraban los films de Welles, F for Fake fue un fracaso en taquilla. Sin embargo, el tiempo ha puesto a su película, una vez más, en el lugar que merece: la cumbre.  (Arturo G. Maiso – ElCineEnLaSombra.com)