The 20th Century es una bizarra biopic que reimagina los años de formación del antiguo primer ministro canadiense, William Lyon Mackenzie King, como una serie de abyectas humillaciones

Mejor Ópera Prima Canadiense en el Festival de Toronto 2019
Premio Fipresci de la Sección Forum en el Festival de Berlín 2019

  • IMDb Rating: 6,9
  • RottenTomatoes: 88%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

En estos tiempos convulsos la ironía parece la mejor solución para enfrentarse a ellos. No se trata de confundir, sin embargo, esta mirada distanciada y un punto autocrítica con el cinismo más descarnado. La ironía, sobre todo cuando consiste en extrapolar lo actual mediante la mirada del retrovisor, no puede estar exenta de una cierta ternura, de reinvención del pasado a través de una cortina naïf del imaginario visual. Digamos que se antoja necesario el reírse de uno mismo para ser completamente críticos sin caer en una acidez destructiva.

The 20th Century, debut en largometraje de Matthew Rankin, asume cada uno de estos preceptos para dar forma a un biopic del antiguo primer ministro de Canadá, William Lyon Mackenzie King, y lo hace desde una concepción alejada de la biografía cinematográfica convencional. De Guy Maddin en la forma a John Waters en el humor, pasando por una estética que os remite al constructivismo soviético o incluso a los juegos geométricos del expresionismo alemán, estamos ante un film que sabe hacer de lo dramático un esperpento tan vivaz como entrañable.

Rankin parece tener en cuenta aquello de que si hay que escoger entre la verdad y la leyenda hay que quedarse con esta última. Esto no significa, sin embargo, que deba apelarse a la épica, o a la nota biográfica exageradamente panegírica. Aquí se trata de asumir ciertas verdades y juntarlas con pies de página biográficos para configurar un todo que no tiene porque responder a la verdad absoluta pero sí ser un reflejo de ella, por distorsionada y esperpéntica que parezca.

De lo que se trata es de seguir, casi a modo de película de aventuras espídica, el intento de ascenso de su protagonista sorteando las trabas de un sistema clasista, de castas burocráticas y ademanes de nobleza rancia. Y como en todo film de esta índole hallamos drama, romance, traumas y acción, pero todo supeditado a dos constantes: el absurdo de todo ello como pintura, y de fondo la crítica voraz a las ambiciones mundanas, a la presión familiar por ser alguien, al poder por querer perpetuarse como absoluto mientras se habla de libertad y democracia.

Aunque el marco temporal es ese final de siglo decimonónico, de lo que se nos habla no es de un de un fin de régimen, sino del advenimiento de un nuevo siglo terrible, donde el idealismo es pasto de burla y la dictadura del populismo, el nacionalismo exacerbado y la dominación interna y externa se disfraza de bandera patriótica. En este sentido Rankin ejecuta un ejercicio de equilibrio donde el tratamiento irónico no impide en ningún momento una exposición clara de la crítica hacia la deriva de los tiempos.

Lo mejor de The 20th Century está no solo en su plasmación como artefacto visualmente poderoso sino en cómo consigue que su ternura y su mala leche no acaben por ser el árbol que impide ver el bosque que hay detrás. Podemos concluir con la idea de que Rankin filma un biopic bizarro en su forma y, de una manera extraña, (anti)romántica en su visión de una época. Un film que puede ser tomado como un divertimento, pero que no huye en ningún momento de su condición de manifiesto político que nos advierte que el pasado se parece demasiado a este preocupante presente. (Alex P. Lascort – CineMaldito.com)