En Filmworker Leon Vitali, después de su gran interpretación en el papel de Lord Bullingdon en la obra de Stanley Kubrick ‘Barry Lyndon’, dejó de lado la fama y el éxito para ayudar a Kubrick en su proceso creativo. Leon ha sido fundamental en su obra durante más de dos décadas. Este documental explora su relación.

  • IMDb Rating: 7,4
  • RottenTomatoes: 84%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

En Filmworker nos enfrentamos al que quizás sea el caso más flagrante de síndrome de Estocolmo de la historia del cine. El protagonista es Leon Vitali, un actor británico que decidió abandonar su oficio cuando el éxito llamaba a su puerta para ponerse al servicio (24 horas al día durante los 365 días del año, literalmente) de uno de los más grandes directores de la historia del cine, Stanley Kubrick.

Vitali, un joven con una sólida (a la par que insignificante) carrera en la televisión inglesa, era a principios de los 70 un gran admirador del autor de A Clockwork Orange. Empeñado en trabajar con él, consiguió una prueba para interpretar al Lord Bullingdon de Barry Lyndon e, inesperadamente, se hizo con el papel. El actor quedó maravillado por el lunático nivel de exigencia y detallismo de Kubrick durante el rodaje y se entregó totalmente a dar vida a su personaje. En una escena Ryan O’Neill, que interpretaba al protagonista, debía abalanzarse sobre Vitali por la espalda y comenzaba a golpearle y a estrangularlo. El cineasta británico no paraba de exigirle a O’Neill que le pegara más y más fuerte durante las 30 tomas que hicieron. Vitali no solo aguantó estoicamente esta y otras torturas sino que llegó a la conclusión de que la diferencia entre rodar una película y hacer cine radicaba en la ambición y determinación que destilaba Kubrick en cada decisión. Este le recompenso a su vez ampliando su papel en la película y acabaron haciendo muy buenas migas.

A pesar de los elogios y los proyectos que recibió a raíz de este papel, el actor renunció a su carrera en la interpretación, algo inaudito para una profesión basada en el cultivo del ego. Ya solo le interesaba el método Kubrick y comenzó a formarse en cuestiones técnicas para trabajar con él en sus siguientes películas en cualquier misión que este tuviera a bien encomendarle. Con el tiempo Vitali se convirtió en la mano derecha de Kubrick en sus siguientes películas: The Shining (1980), Full Metal Jacket (1987) y Eyes Wide Shut (1999), apareciendo en los créditos con el ambiguo cargo de asistente del director. Filmworker ofrece por tanto una puerta de entrada al método y al temperamento de uno de los directores más brillantes de la historia con testimonios del propio Vitali y de personas que conocieron a ambos. (Javier Yuste – ElEspañol.com)