En In Fabric, Sheila ronda estanterías, sopesa prendas y, de repente, un vestido rojo sangre de seda la hipnotiza. Ya no hay nada que ella quiera salvo ese vestido, nada salvo acariciarlo, tantearlo, adorarlo… Parece que pesa una maldición sobre cada persona que ha poseído esa prenda fetiche.

  • IMDb Rating: 6,7
  • RottenTomatoes: 96%

Película / Subtítulos (Calidad 720p)

 

Uno de los cineastas más originales y creativos de los últimos años es, sin dudas, el británico Peter Strickland. En películas como Berberian Sound Studio y The Duke of Burgundy, entre otras, trabaja a partir de muy personales relecturas de géneros de baja reputación, generalmente de los años 60 y 70. Ese trabajo se nota más que nada en la propuesta estética, el tono de las actuaciones (siempre forzadamente impostadas) y en los ejes narrativos iniciales de sus historias, que luego se deconstruyen y parecen cobrar vida propia, desestabilizando casi todo lo visto antes.

In Fabric es, tal vez, el caso más extremo y delirante de todos ellos, apostando directamente por un oscurísimo humor y un caos narrativo antes no del todo ejercido. Se puede decir que es su película más libre y más dispar, más abierta y divertida, por momentos dando la impresión de ser algún material suelto que dejaron sin estrenar los Monty Python en los ‘70. Pero, a la vez, la puesta es tan propia que se vuelve inconfundible. Strickland puede robar planos, casi directamente, de raros filmes de terror italianos de esa década, pero luego los deforma de tal manera que los hace absolutamente suyos. Tras In Fabric ya no quedan dudas, con solo ver los títulos, escuchar unos segundos de la música incidental y ver apenas unos planos que estamos en manos suyas. Y podemos confiar…

La película se divide en dos partes pero tiene como eje central uno solo: un misterioso vestido rojo con, digamos, personalidad propia. Ese vestido es el que la peculiar vendedora de una tienda de ropa quiere vender a todas sus clientas de una manera obsesiva. Personificada por la actriz rumana Fatma Mohamed, una habitué del cine de Strickland, con una florida y peculiar verborragia y un encantadoramente exagerado acento del Este de Europa, ella consigue que Sheila (Marianne Jean-Baptiste, de Secret and Lies), una mujer recientemente divorciada y con un hijo grande que no hace más que tener sexo muy sonoramente en el cuarto al lado del suyo con su novia (una muy pícara Gwendoline Christie) lo compre para salir con nuevos “pretendientes”. Pero el vestido en sí se vuelve más importante que las potenciales parejas. Ella se obsesiona con él. Y el vestido con ella.

La segunda historia está relacionada con Babs (Hayley Squires), cuya relación de pareja con el hombre más aburrido del planeta (bueno, ya verán que no para todos) parece no ir para ninguna parte. Hasta que se compra el vestido asesino y las cosas se alteran por completo. Narrar la trama no logra transmitir lo delirante que se va volviendo el asunto. Ese estilo vintage de la tienda de ropa, la absurda manera en la que las obsesiones por las ofertas son mostradas y, especialmente, la forma en la que Strickland va convirtiendo todo en una suerte de circo histérico, ridículo, atemorizante y a la vez muy divertido. Una zona franca en la que terror, humor y exploración audiovisual conviven a la perfección.

Los psicodélicos avisos publicitarios de la tienda, la absorbente música de Tim Gane (ex líder de Stereolab) y su banda Cavern of Anti-Matter, los por lo menos extraños dueños de ese department store, las increíbles y terroríficas situaciones en las que los mete a todos el vestido rojo en cuestión y, fundamentalmente, el mundo de Strickland armado en base a una cinefilia repleta de códigos reconocibles hasta por los no iniciados (no hace falta ver la obra entera de los directores italianos de horror más oscuros y desconocidos para captar su influencia) hacen de In Fabric una fiesta cinematográfica de principio a fin. Disfrute puro (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)