Metallica Some Kind of Monster es un documental sobre una de las mejores bandas de rock de los últimos tiempos. Se sumerge dentro del estudio de grabación y de las mentes de Metallica, según van grabando su álbum ganador del Grammy “St. Anger”, al tiempo que se enfrentan a altibajos en su comunicación, adicciones, la deserción de un miembro del grupo, paternidad, caos familiar y su casi total desintegración durante la época más turbulenta de sus veinte años de historia.

Mejor Documental (Premios Independent Spirit 2004)

  • IMDB Rating: 7,5
  • Rottentomatoes: 89%

Película / Subtítulo

Metallica Some Kind of Monster es un film notable que documenta a una súper banda en crisis interna.

Los fans del grupo heavy más influyente de la historia del rock tienen para entretenerse, por el objeto y por el contenido de este rockumental. Pero la edición local de la pelicula que documenta la accidentada grabación de St. Anger, el último álbum de estudio de Metallica, merece aun la atención del neófito. Metallica Some Kind of Monster desnuda, como pocas veces antes, el complejo entramado de creatividad, negocios y luchas de poder que toda banda de rock exitosa debe enfrentar luego de años de existencia, si es que desea sobrevivir. James Hetfield y Lars Ulrich, líderes de la banda, son quizá los monstruos del título, enfrentados en una serie de escaramuzas cuyo fin último parece ser dilucidar quién lo tiene más grande. Hablamos de egos y de su aplicación al proceso de creación del disco, que las cámaras de los realizadores observan minuciosamente, como si fueran antropólogos.

Los tramos más fascinantes y reveladores de Metallica Some Kind of Monster son aquellos que fueron obtenidos después de las jornadas de trabajo; en ellos es posible acceder a las conversaciones entre los tres miembros de la banda, el productor Bob Rock y un terapeuta de grupo dispuesto a mediar entre las partes en conflicto (y a evitar el descalabro mayor: que la empresa discográfica se quede sin disco). Si el cierre del filme nos presenta a la banda sobre las tablas en su primer recital en tres años (en la misma gira que no los trajo a la Argentina), con la multitud rendida a los pies de sus ídolos, las imágenes previas -en cambio- están en las antípodas de cierta idea romántica y glamorosa de la estrella de rock. La radiografía del monstruo ilumina su costado más humano. (Diego Brodersen – rollingstone.com.ar)