En Perfect Blue, Mima es la cantante de un famoso grupo musical japonés. Debido al fracaso de ventas de sus discos, su mánager decide apartarla del grupo y darle un papel en una serie de televisión. Mima cae entonces en una profunda depresión que la lleva a replantearse su vida y su carrera, pero su crisis se agrava cuando descubre que su vida está al alcance de cualquiera en Internet y que alguien la está vigilando. Cuando la serie empieza a emitirse por televisión, Mima comprueba que la ficción se reproduce en su vida real: sueño y realidad se confunden hasta el punto de cuestionarse su propia identidad. El desarrollo de los acontecimientos y su propia intuición llevarán a la protagonista a un desenlace absolutamente inesperado…

Mejor Película de Animación en el Festival de Sitges 1997

  • IMDb Rating: 7,9
  • RottenTomatoes: 68%

Película / Subtítulo (Calidad 720p)

El título, azul perfecto, podría servir para llamar a alguna película de giallo estilo años 70 y principios de los 80, especialmente alguna dirigida por Dario Argento. Los elementos están ahí: Una protagonista femenina, asesino misterioso que mata a sus víctimas de manera especialmente violenta, estética cuidada hasta el mínimo detalle permitiéndose alguna floritura visual o de montaje, giros en el devenir de los acontecimientos, golpes de efecto con el guión, una realidad alejada de lo normal con incursiones en el mundo de los sueños, giro final inesperado donde se nos revela la identidad del asesino a poder ser de manera chocante… Seguramente Satoshi Kon conocía la obra del realizador italiano –y quien sabe si de un Brian De Palma que bien podría haber rodado una película en imagen real con estos mimbres…seguro que se lo habría pasado en grande- a la hora de elaborar Perfect Blue, pero en el que fue su debut como director de largometrajes se preocupó de dejar su propia marca explorando cuáles son los límites que separan lo real de lo imaginario.

Especialmente en una segunda mitad de película que puede confundir e incluso enfadar al espectador más despistado o menos acostumbrado a ver en una película de animación –a Perfect Blue se la definió en su momento como el primer thriller psicológico animado; desconozco si ese es el caso, pero desde luego si que fue uno de los primeros- un juego como el que propuso Kon. Observar a Mima Kirigoe despertando una y otra vez de un ¿Sueño? mientras los diálogos guiñan el ojo al espectador con la temática principal de la película puede suponer para esos espectadores una prueba de paciencia cuando se encuentran más concentrados en descifrar el meollo de la trama en vez de dejarse llevar por la dirección de Kon. Resulta lógico que a medida que avanza Perfect Blue su narración deje de ser lineal para volverse más difuminada –y más violenta-, en consonancia con la psique de Mima, decididamente ilusoria llegando a cénits como el del brutal asesinato del fotógrafo –que proporciona una de las dos imágenes más célebres de la película-.

En realidad, lo que no importa de Perfect Blue es buscarle lógica a la trama –para eso ya hay páginas web entregadas a la causa que desde luego puede ser interesante visitarlas en cuanto termina el visionado de la película-, sino ver cómo Satoshi Kon es capaz de manejar los recursos animados a su disposición para entregar una obra perturbadora a ratos, siempre absorbente, de la que al acabar su visionado pueden discutirse ciertos elementos de su guión, pero en la que según sus palabras deseaba que los espectadores fueran capaces de ofrecer sus propias interpretaciones sobre lo contemplado tras 80 minutos de metraje. Si bien ya indicaba alguna pista de que su historia, en realidad, era la del autodescubrimiento de Mima de que se encuentra en el mundo real, teniendo que superar el estado de irrealidad en el que vive. Una temática la de realidad y ficción que nos encontraremos también en su posterior obra , Millennium Actress (2001), surgida precisamente del éxito de la que nos ocupa y contando con el mismo guionista, Sadayuki Murai.