Proxima

En Proxima, Sarah es una astronauta francesa que se entrena en la Agencia Espacial Europea en Colonia. Es la única mujer dentro del exigente programa. Vive sola con Stella, su hija de siete años. Sarah se siente culpable por no poder pasar más tiempo con la niña. Su amor es abrumador, inquietante. Cuando Sarah es elegida para formar parte de la tripulación de una misión espacial de un año de duración llamada Proxima, se produce un distanciamiento en la relación entre madre e hija.

Premio Especial de Jurado en el Festival de San Sebastián 2019

  • IMDb Rating: 6,4
  • RottenTomatoes: 83%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Vale la pena empezar por destacar todo lo bueno que tiene Proxima y no desestimarlo a la hora de hablar de sus más evidentes problemas. Por un lado, en medio de tanta ciencia ficción entre ridículamente mística y burdamente filosófica hay que agradecer su cercanía con algo parecido al realismo. Es una película acerca de una mujer astronauta que se suma a último momento a un viaje a Marte y la sigue a través de su demandante entrenamiento previo, tanto en lo físico como en lo emocional. Y salvo por algún exceso musical “cósmico” se mantiene muy con los pies sobre la Tierra, tanto en lo narrativo como literalmente hablando. Es una película sobre el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio que demanda esa tarea y más en el caso de una mujer y madre que tiene todo otro bagaje de asuntos con los que lidiar en un mundo que no se acomoda fácilmente a ellas.

Eva Green (La Miss Peregrine de Tim Burton) está extraordinariamente bien en el rol de Sarah, mujer profesional y madre que lidia, en un trabajo particularmente demandante, con los mismos problemas y rechazos que lidia una mujer profesional y madre en cualquier trabajo. Está separada y tiene una hija de unos 8, 9 años, Stella, que vive con ella. Para Sarah será doblemente complicado (o triplemente) afrontar el nuevo trabajo: empezó con menos tiempo que sus colegas, al ser mujer se la mira con cierta desconfianza respecto a sus condiciones y el hecho de dejar a su hija por tanto tiempo (las semanas de entrenamiento, sí, pero también el largo tiempo en el espacio) la vuelve emocionalmente más inestable.

Es ahí donde la película empieza a enredarse en sus propios problemas. Si bien está planteada, claramente, desde una perspectiva de género e intentando mostrar la capacidad de las mujeres de hacer bien este trabajo usualmente masculino (las imágenes de mujeres astronautas que acompañan los créditos finales dejan más que en claro el espíritu del film) hay algo intrínseco al guion de Proxima que la vuelve casi en contra de sus propios objetivos. De hecho me imagino a más de un espectador que, aún reconociendo los esfuerzos y el talento de la protagonista para el trabajo, termine pensando que es más sencillo contratar a un hombre.

Es que la relación madre-hija, si bien está muy lograda desde lo actoral, está excesivamente forzada desde el guion, que suma y suma conflictos cotidianos de la niña que, obligada a lidiar con la ausencia de la madre, empieza a tener todo tipo de problemas personales, casi un catálogo de todo lo que le puede pasar a un niña con un progenitor ausente. Pero el problema de credibilidad no es ese, sino la idea del guion de que Sarah se entere de todos los problemas que enfrenta su hija, algo inconcebible en cualquier programa demandante y especializado como el del entrenamiento de un astronauta.

Es difícil creerse, a lo largo de Proxima, que tanto el ex marido como una suerte de acompañante educativa/terapéutica de la pequeña se la pasen transmitiéndole a Sarah todos y cada uno de los problemas de Stella en vez de tratar de facilitarle la tarea. Cada día a la ya de por sí abrumada astronauta se la informa de un pequeño asunto irregular o conflictivo de su hija haciendo que la mujer jamás pueda concentrarse en su tarea, algo que claramente no sucede con sus colegas hombres. La credibilidad de la historia se pierde un poco ahí (el catálogo de síntomas que presenta Stella es casi de manual) y hasta resulta contradictorio ese eje respecto a la tesis de la película. Si bien Winocour intenta que entendamos que para una mujer el esfuerzo es doble, por momentos no hace más que reforzar anticuadas miradas sobre la maternidad y la paternidad.

Es una pena que ese ángulo de la película este manejado de manera tan torpe y lineal porque Proxima tiene mucho para elogiar, especialmente en su exploración del entrenamiento y sacrificio físico de los astronautas, un poco a la manera del clásico The Right Stuff o de los mejores momentos de First Man. La idea de la exploración espacial como trabajo demandante y esfuerzo demoledor es más convincente, creíble y universal que todos los divagues místicos de la última camada de películas de ese género. Conquistar el universo debe ser un esfuerzo físico y emocional tremendo, y quizás más lo sea para una mujer, pero también la película debería saber reflejar con más claridad que esa mujer puede ser igual de profesional y eficiente que cualquier hombre. En función de volverla una heroína, muchas veces la película —en especial a partir de algunas decisiones que Sarah toma sobre el final—, convierte a su protagonista en un problema. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)