En Shadow of the Vampire, el director de cine Murnau ha decidido contratar a Max Schreck, un vampiro auténtico, como protagonista de su película Nosferatu. Trata de justificar ante el equipo de rodaje el peculiar comportamiento de Schreck, explicando que se trata de un actor formado por el mismísimo Stanislavsky. Si Schreck es capaz de actuar siguiendo las directrices de Murnau y de controlar hasta el final sus primitivas necesidades, recibirá como premio el sabroso cuello de Greta, la protagonista de la película.

Mención Especial del Jurado en el Festival de Sitges 2000
Mejor Actor de Reparto en los Premios Independent Spirit 2000

  • IMDb Rating: 6,9
  • RottenTomatoes: 81%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

El cine puede ser un tanto injusto. En ocasiones parece que la colectividad cinematográfica (tanto el público como los críticos) se hace cómplice para ignorar y desprestigiar, lo que es en esencia una muy buena película. Es algo que sucede y muy seguido, con el cine comercial, el independiente, el de autor y el experimental. Y sucede en todo el mundo. Muchas películas en su época fueron menospreciadas o severamente criticadas. Años, o décadas después, la sociedad cinéfila decide darle una segunda oportunidad y aplaude su proeza artística.

Uno de esos casos es la opera prima de Elias Merhige Shadow of the Vampire. Una película que logra combinar una serie de elementos narrativos, estéticos y de dramaturgia con elocuencia e ingenio. Como recurso de género mezcla el drama, el suspenso, algunos tintes de horror y el humor negro. En términos visuales, tanto desde el diseño de arte como de la fotografía, materializa un homenaje al Expresionismo Alemán, al Cine Mudo y al Teatro Germano de principios del siglo XX. La música es por momentos profundamente melódica, en otros estridente, melancólica, reflexiva y hasta de una influencia Vaudeviliana (comedia ligera y desenfadada, con situaciones equívocas para provocar la risa del espectador). Las actuaciones oscilan de una representación abiertamente teatral a interpretaciones de mayor sutileza e introspección cinematográfica.

El guión de Steven Katz y la dirección de Elias Merhige estuvieron cargadas de gran ambición y con una clara intención de tomar riesgos. Shadow of the Vampire evade la categorización o la etiqueta simple. Tiene muchas facetas y aspiraciones artísticas. Por esto y mas, se puede hacer una hipótesis del porque la película fue en taquilla y en la crítica, un fracaso. Fue claramente un lucido debut de su realizador, pero al mismo tiempo uno tortuoso. Mucha gente se pudo haber sentido abrumada o confundida con una cinta tan versátil, pero al ver más de cerca e intentar apreciar esta película por lo que es, uno puede encontrar una pequeña joya escondida.

La historia de Shadow of the Vampire relata el fervor, la pasión y consecuentemente obsesión del legendario cineasta alemán F.W. Murnau (John Malkovich). El cual en vísperas de realizar su obra maestra del terror Nosferatu (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, 1922), decidió darle el papel central del aterrador vampiro Orlok a un actor desconocido. Alguien llamado Max Shreck (Willem Dafoe). La película se convirtió en uno de los clásicos mas celebrados de la historia, y en uno de los retratos más reales de las leyendas de vampiros. Basada en la mítica novela de Drácula de Bram Stoker, Murnau logro a través de su brillante visión crear una historia inquietante y poética sobre lo sobrenatural y la vida mas allá de la muerte. Esa… es la parte que conocemos.

En Shadow of the Vampire nos adentramos íntimamente en la producción de Nosferatu. Viajamos de Berlín al campo teutón donde se planea continuar el rodaje. Acompañamos a Murnau, su guionista, su productor, sus actores y su pequeño crew. Todos embarcados en un viaje incierto. Todos deseando desesperadamente un éxito. Inmersos en problemas por los derechos del material literario, las reservas por la magnitud del proyecto, las insistencias del director por trabajar en locación en lugar de en un estudio y el anonimato de la estrella de la película, da un inicio ligeramente incomodo. A pocos días de haber comenzado su obra maestra, el Herr (señor en alemán) Murnau no ha presentado a su actor protagónico. Nadie ha cruzado palabras con él, nadie lo conoce, nadie siquiera lo ha visto. El productor Albin Grau (Udo Kier) reclama “… ¿qué tipo de maquillaje le preparo? ¿Qué tipo de vestuario le llevo?…” Todos se preguntan ¿quién es este actor desconocido y como puede estar tan seguro Murnau de su enorme talento?

Entre reclamos y cuestionamientos, el arrogante director asegura que Max Shreck es un extraordinario actor, entrenado bajo los innovadores métodos de Stanislawsky y que trabajara en el rodaje bajo sus propias reglas y disciplinas. No necesita de la asistencia de nadie. Una noche aparece en escena el actor y deslumbra a todos con su imperturbable calidad interpretativa. Esa misma noche comienzan a suscitarse ciertos eventos extraños. Empezando con el director de fotografía, los miembros del crew muestran señales de agotamiento o enfermedad, y desaparecen misteriosamente. Todos sospechan que esta relacionado con Herr Shreck. Murnau busco hasta los confines del mundo para encontrar al actor perfecto para el codiciado rol y en el proceso se encontró a un vampiro verdadero.

Haciendo alusión a una época glamorosa y todavía mas romántica del cine, desmenuzando los dimes y diretes del mundo de la farándula, Shadow of the Vampire nos cuenta la historia de dos hombres, o mas bien dos criaturas muy distintas, que se encuentran en el mismo lado del espectro. Sus ambiciones son diferentes, pero su naturaleza de añorar algo por lo cual están dispuestos a hacer lo que sea, los vincula de una manera que tiene enormes consecuencias para todos los que los rodean.

Mas allá de la premisa, que en si es muy original y muy atractiva, el lenguaje de Shadow of the Vampire nos regala una película que desafía las expectativas. En lugar de imaginarse un tono y una atmósfera exclusivamente gótico, melancólico o sórdido, el imaginario de esta cinta se sostiene más en las idiosincrasias de la vida. Por más que lo que suceda tenga implicaciones terribles, esta historia y sus personajes no pierden la sensibilidad de la materia prima del ser humano y el mundo hecho a su medida.

Las acciones de nuestros dos personajes protagónicos son en su máxima complejidad, coloridas, excéntricas, irreverentes y funestas. Todo al mismo tiempo. Tanto las luces como las sombras alimentan al cineasta enajenado y al vampiro insaciable de sangre. Shadow of the Vampire no los justifica pero tampoco los hace santos. La dualidad de los seres humanos y los que radican entre la vida y la muerte, como suponemos son aquellos los vampiros, logra que sus pesares y anhelos sean mucho mas cercanos a nosotros. Sin perder de vista la esencia de una historia de terror (la leyenda, el mito, el origen desconocido, las intenciones macabras, los actos sangrientos) la película de Merhige combina estos factores con los mas mundanos, mas no menos interesantes (la ironía, el egoísmo, la arrogancia, la lujuria, la envidia.) Dentro de lo fantástico y lo maquiavélico, no se pierden los rastros inconfundibles de la humanidad.

La fotografía de Lou Bogue no solo construye su imagen a partir de las composiciones del Expresionismo Alemán, si no que lo reinventa y lo reproduce con rotunda elegancia en sus propios claros oscuros y encuadres. El diseño de arte, producción y vestuario nos evocan a la nostalgia de principios del siglo XX, y trazan cuidadosamente cada detalle de la puesta en escena. El reparto entre famosos y no famosos, es igualmente excelente. Malkovich prueba ser un Murnau hipnótico y perturbador, es una actuación que nos retoma a sus mejores trabajos. En la última escena proclama con una mirada diabólica, un monologo formidable. El cual el escribió por cierto. Y quien mas que el gran Willem Dafoe para interpretar a Shreck, su actuación es extraordinaria. Entre la fragilidad y la monstruosidad es una interpretación apasionantemente meticulosa.

El productor y el guionista (Aden Gillett) están sentados en el piso al aire libre, rodeados de los sets de la película, toman de una botella, un licor barato. Su actitud denota resignación al ser testigos de que la película se sumerge en varios problemas de producción y en la muerte de incontables miembros del crew. Aparece abruptamente la figura ominosa de Shreck. Al principio los alarma, pero se sienta y sin haber sido invitado toma de su licor. Conversan sobre la veracidad del texto de Stoker. El vampiro los escucha y les explica a manera de anécdota personal que no tiene autoridad el libro sobre el tema. “Como va a saber vivir Drácula en la cotidianeidad si lleva siglos y siglos muerto.” Si el mundo de los vivos le es indiferente. Los dos los acusan de trivial. Vuela un pajaro cerca de ellos, Shreck lo toma del aire y le chupa la sangre. Se levanta y se va. El guionista le grita “Es usted un gran actor Herr Shreck”.

El humor y la fascinación por lo macabro, compaginados en un relato provocador y multifacético hacen de Shadow of the Vampire una película para recordar. (Javier Solórzano Casarin – EscribiendoCine.com)