En The Deer Hunter, tres amigos, amantes de la caza, y que trabajan como obreros en una fábrica de fundición de acero de Pennsylvania, pasan juntos las últimas horas antes de despedirse para ir a luchar como voluntarios a la guerra de Vietnam, un conflicto bélico que les cambiará a todos la vida para siempre.

IMDB Rating: 8,2

Rottentomatoes: 93%

Mejor película, Mejor director, Mejor actor secundario, Mejor sonido y Mejor montaje (Premios Oscars 1978)

Película / Subtítulo

 

No pasa el tiempo por el que quizá sea, The Deer Hunter, el filme más completo de su director, un poderoso y terrible drama, muy difícil de catalogar, pues no se inscribe (aunque buena parte de él desde luego lo es) en la fecunda y apasionante tradición del cine bélico, pero tampoco podemos definirlo como un drama social, ni desde luego como un melodrama, ni mucho menos como cine clásico o de vanguardia. Es, sencillamente, cine lírico, libérrimo, atormentado, un admirable y doloroso viaje de amistad y muerte, de amor y de desesperación infinita, de pérdida, de derrota. No pasa el tiempo por ella porque habla de cosas que importan: de la dificultad de la amistad, del sinsentido de la guerra, de la certeza de la muerte. Y lo hace a través de personajes verdaderos, algo al parecer reservado al talento de muy escasos cineastas.

Existen varias amistades y relaciones de todo tipo en The Deer Hunter. Pero la más importante de todas, el corazón del relato, es la que mantienen Michael (Robert de Niro) y Nick (Christopher Walken), a pesar de que ambos están enamorados secretamente (un secreto a voces) de la misma mujer, interpretada por una joven y encantadora Meryl Streep. Todos los hombres son trabajadores de una fundición en la América profunda, y ya el fuego y el peligro de su trabajo (las primeras imágenes de la película) anticipa el dolor y la oscuridad de la película. El primer capítulo, sin embargo, ocupará los dos últimos días de tres de esos amigos antes de partir a la guerra de Vietnam, en los que uno de ellos (John Savage) también se casará, mientras que el resto se divierte yendo a cazar ciervos.

Todo cambiará, claro, en cuanto lleguen a Vietnam, donde experimentarán una pesadilla inimaginable. El tercer y último capítulo, aún más terrible, y que no revelaremos para los que no la hayan visto, narrará las consecuencias de la guerra sobre las vidas de los tres amigos, y del resto de amistades y familiares que quedaron en casa. Alegato claramente antibelicista, que nos muestra las consecuencias más cruentas de la guerra y de tomar la decisión de participar en ella, sacrificando juventud, salud, felicidad, vidas. Desde el principio de la película, un halo de pesimismo, de inasible melancolía (a pesar de las juergas y las risas) invade inexplicablemente al espectador. Como si de un presagio fúnebre se tratara, la mirada compasiva de Cimino sobre sus criaturas, narrando con una precisión majestuosa la boda, las torturas, las borracheras, convoca una tensión psíquica atroz, que nos despoja de esperanza y nos enfrenta desnudos con la muerte.

Bella y trágica película de obligado visionado, que se inscribe con letras de oro dentro de esa década tumultuosa y extraña que fueron los setenta, en la que tantas cosas (la mayoría buenas) acabaron y tantas otras (la mayoría malas) empezaron, y no solamente en el cine. Existe un ramillete de grandes títulos, como The Deer Hunter que en esa época se erigieron como portavoces de la conciencia y del dolor norteamericano, una nación que construye su sociedad, como tantos otros imperios, gracias a la guerra.