Arizona Dream transcurre en un extraño y desolador paraje del desierto americano, donde un vendedor de coches convence a su sobrino para que trabaje con él. Allí conocerá a una mujer que le traerá serios problemas.

Oso de Plata – Premio Especial del Jurado en el Festival de Berlín 1993

  • IMDb Rating: 7,2
  • RottenTomatoes: 87%

Película / Subtìtulos (Calidad 1080p)

 

Arizona Dream fue la primera realización norteamericana del bosnio Emir Kusturica, antiguo pionero del nuevo cine yugoslavo (Papá salió en Viaje de Negocios, Tiempo de Gitanos, Underground), ahora instalado en USA como profesor de cine de la Universidad de Columbia. Allí, uno de sus alumnos -David Atkins- le entregó el presente guión sobre el “sueño americano”, y lo puso en brillantes imágenes hasta ser premiado en el Festival de Berlín (antes lo sería en Cannes por los films citados).

Formado en la prestigiosa FAMU de Praga, este cineasta del Este ha dado a luz un film tan original como vanguardista. Su carácter experimental se une a un claro dominio del oficio cinematográfico -se ha llevado a su habitual equipo técnico yugoslavo para rodar en Estados Unidos-, que le destaca asimismo como autor singular. Los actores -notable esta vez el cómico Jerry Lewis en su reaparición en la pantalla grande (la primera fue con The King of Comedy, de Scorsese)- logran muy bien sus difíciles papeles.

La ambientación en escenarios naturales y la banda musical son también excelentes, al igual que la paródica secuencia-homenaje de North by Northwest, que evidencia su condición de cinéfilo. Kusturica es un extranjero en América. Pero su crítica a ciertas mentalidades de la actual sociedad estadounidense, así como su tono onírico y naturalista -es impresionante la secuencia inicial de los esquimales-, posee un aire de universalidad. Veamos, si no, lo que manifestó: “Puedo asumir cualquier forma de cultura y civilización, pero he intentado penetrar en la psicología de una situación que aunque es universal, la abordo desde la mentalidad americana. Obviamente he transmitido lo que he visto aquí, desde mi propio punto de vista, que reconozco es muy personal. Pero en ningún momento he pretendido juzgar a nadie. Los americanos del reparto con los que he trabajado se reían mucho durante el rodaje, lo que es un buen signo en general, ya que la gente no se ríe cuando se siente agredida”.

En su sorprendente y dramático relato, lleno de imaginación y de hallazgos formales -no exentos de algunos toques erótico-violentos un tanto cómicos-, el realizador bosnio va más lejos de lo que a simple vista parece: “Puede ser que esta película sea el reflejo de cómo veo la civilización occidental. Esta imagen es el resultado de una especie de filosofía que he cultivado tras 35 años de vida en este planeta. Creo que los seres humanos pertenecen a la naturaleza y no a la civilización. Veo al hombre como un pez (recuérdese, en este sentido, las escenas surrealistas en que aparece el rodaballo) que atraviesa una ciudad inmensa. El pez no comprende nada de la ciudad, no hace más que flotar a través de ella. Lo que estoy intentando hacer siempre es que la gente llegue a hacerse preguntas”. Cuestiones que apenas podrá responder ese público minoritario, al que especialmente va dirigido Arizona Dream. (Josep Maria Caparrós – Contraste.info)