Gone Baby Gone es una adaptación del best-seller del Dennis Lehane. A dos detectives privados de Boston, Patrick Kenzie y Angela Gennaro, los contrata una familia para que encuentren a una niña de cuatro años, hija de una drogadicta, que ha sido secuestrada en uno de los barrios más sórdidos de la ciudad. La investigación, en la que no querían involucrarse, pondrá en peligro su relación, sus principios y también sus vidas

  • IMDb rating: 7.7
  • RottenTomatoes: 94%

Película / Subtítulo 

Para quienes creen que Ben Affleck es, además de un actor solo pasable, el amigo menos listo de Matt Damon, he aquí una posibilidad para rectificar tal juicio: el debut como director del conocido actor se puede calificar de portentoso, si por tal entendemos, además de la cuidada factura de su trabajo, lo inesperado de la propuesta. Cierto, cuando el film comienza a desplegarse, con su trabajosa pero al tiempo implacable investigación criminal como motor, lo que se ve provoca una ligera sensación de déjà vu: estamos en los terrenos del gran Clint Eastwood de Mystic River (2003), suburbios de Boston, clase media/baja, investigación criminal, ambientes católicos.

Pero en Gone Baby Gone, Affleck juega a otra cosa: a mostrar una realidad cualquier cosa menos agradable a partir de un caso con insólitas concomitancias con la desaparecida niña Madeleine, pero también un hondo conflicto moral que obligará al espectador a tomar sus distancias (o no) con respecto a lo narrado; a participar, de alguna forma, en la decisión final que tomará el más bien poco convencional detective (Casey Affleck, muy ajustado al papel). Y al final, y por si quedaba alguna duda sobre el rigor con el que el director se ha tomado el asunto, ese final tremendo, abierto y desesperanzado clausura con broche de oro uno de los mejores debuts que nos haya deparado en tiempos el cine americano.