En Heaven Knows What, una heroinómana sin techo de 19 años protagoniza esta ficción basada en sus propios diarios. El frenesí de su día a día –ciclo imparable de apaños: conseguir dónde dormir, qué comer y cómo obtener el chute de rigor– entrecruzado con la obsesiva relación de Harley con el indiferente Ilya, también yonqui como ella y del que está completamente enamorada.

Mejor Actriz en el Festival de Sevilla 2014
Mejor Película en el Festival de Tokio 2014

  • IMDb Rating: 6,6
  • RottenTomatoes:  87%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Además de ser el gran escenario cinematográfico, la ciudad de Nueva York es también una fuente de inspiración, que a veces, interfiere de la forma más inesperada. Como la que se encuentra en la génesis de Heaven Knows What, el sexto trabajo de los hermanos Josh y Bennie Safdie (Good Time) Los mismos que durante el proceso de documentación de su anterior obra dieron por casualidad con Arielle Holmes, por aquel entonces una hermosa rubia que trabajaba a tiempo parcial en el Distric Diamond, aunque no tardarían en descubrir, que en realidad, era una homeless de 19 años adicta a la heroína.

Basada en las memorias que la propia Airelle ha escrito, y que saldrán publicadas bajo el nombre de Mad Love in New York City, la película de los neoyorquinos Safdie sigue los avatares de esta joven enfrentada a la rudeza de las calles neoyorquinas, sucumbida por la adición a la heroína y por una insano amor con un individuo que la desprecia.

Un material interesante que sin embargo no encuentra su mejor encaje con el continente desarrollado por la dupla de directores. De entrada irrumpe un error conceptual importante cuando se decide colocar un relato sobre la heroína y su efecto devastador, y principalmente sedante, en un esquema formal removido por el ruido y la furia, la que agita las almas de una pareja de adictos.

Precisamente una de las principales referencias la sirve otra historia de drogadicción ambientada en la ciudad que nunca duerme, la genial Requiem for a Dream, de la que adquiere cierta aceleración apuntillada por una banda sonora ampulosa, y omnipresente, y en el caso del antecedente mediante un montaje picado. Sin embargo, en la obra de Aronofsky esa decisión formal se incluia de forma integral el texto para describir mediante ella los estados de ánimo eufóricos en los que se embarcaban los personajes en las primeras fases de la adicción, para remarcar más ferozmente esa caída al infierno posterior. Mientras que en Heaven Knows What no hay subidas y bajadas, y los efectos producidos por la heroína son muy distintos al cóctel de drogas que consumían los personajes de Requiem por un sueño, incluyendo las anfetaminas a las que el personaje de Ellen Burstyn se vuelve adicta .

Una sensación de incorrección formal que se acrecienta con esos pasajes en cámara lenta, donde en lugar de hacer aflorar el drama bajo las esquinas más invisibles, se opta por el subrayado más brusco. Son una pena sus desaciertos conceptuales en el envoltorio, porque el filme presenta varios aciertos, que precisamente chocan con los que no lo son tanto. Como por ejemplo la búsqueda de ese realismo casi documental, más importante que con la realización, utilizando actores no profesionales que han pasado, o pasan, por esas vivencias que recoge la película.

Un tratamiento que encaja con la naturaleza y el sentido de una obra que rehuye presentar Nueva York como escenario reconocible – no lo son para nada los lugares y McDonalds donde acuden a mendigar e inyectarse heroína sus personajes – pero cuyo impacto queda precisamente diluido con todo el ruido y los estragos furiosos con los que se busca un efecto, que les resulta completamente ajeno a dos almas narcotizadas, insensibles salvo por el amor que mantiene una de las partes. (Marc Muñoz – ElDestiladorCultural.es)