I Wanna Hold Your Hand sucede en 1964, cuando los Beatles llegan a Nueva York para dar varios conciertos. Desde Jersey, seis jóvenes se dirigen al hotel donde se alojan.

  • IMDb Rating: 6,8
  • RottenTomatoes: 75%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

«I Wanna Hold your Hand gustó mucho en los pases previos, no tuvo respuestas negativas. Las críticas fueron favorables, y pensamos que teníamos un éxito. Los espectadores en Nueva York estallaban en aplausos, cinco, seis veces durante la película. Entonces, de repente, se murió…Simplemente no había espectadores. Es lo peor que puede ocurrirte»

Así reflexionaba años después Robert Zemeckis sobre el chasco que supuso su primer filme, I Wanna Hold Your Hand, una comedia de adolescentes en torno a la mítica aparición de los Beatles en el Show de Ed Sullivan en la Nueva York de 1964 que el cineasta y su inseparable amigo Bob Gale habían escrito a mediados de los setenta una vez hubieron terminado sus estudios en la USC —University of South California— y se disponían a buscar suerte en el mundo del séptimo arte. Un mundo que hasta entonces se había mostrado receloso de aquellos dos chavales que sólo contaban bajo su brazo con el crédito de haber escrito un episodio de Kolchack: the Night Stalker (id, 1974-1975) y cuya oportunidad vendría de mano de cierto Rey Midas de Hollywood.

Durante sus años de universidad, Zemeckis y Gale —que compartían, entre muchas otras filias, el gusto por el mismo tipo de cine, el representado por Clint Eastwood o Steve McQueen— habían escrito un guión titulado The Night the Japs Attacked, que narraba una historia extraída de la ola de pánico que invadió a California los días posteriores al ataque de la armada nipona sobre Pearl Harbor. Y si esta pequeña sinopsis os suena es porque, tras presentárselo a John Millius, antiguo alumno de la misma facultad, éste se mostró encantado y pensó que el cineasta idóneo para hacerse cargo del mismo era Steven Spielberg.

Toda vez hubo leído el guión y quedó prendado de él —aunque mucho se rebajaría del humor negro y gamberro que inicialmente quedaba reflejado en las páginas del tratamiento de Zemeckis y Gale—, Spielberg accedió a que 1941 (1979), como terminaría llamándose la cinta, sería su siguiente filme tras Close Encounters of the Third Kind. Con el respaldo que el nombre del realizador de Jaws suponía para sus ansias de debutar en la gran pantalla, Zemeckis y Gale contactaron tras la escritura del guión de I Wanna Hold your Hand con dos productoras que habían conocido durante el período de redacción del libreto de 1941 ya que suponían que por su edad, tanto Tamara Asseyev como Alexandra Rose habían sido beatlemaníacas tan sólo una década y media antes, y podrían mirar con buenos ojos el proyecto.

Y así fue. Viéndose fielmente reflejadas en las protagonistas femeninas de la historia, las productoras apoyaron a Zemeckis y Gale de cara a que la Universal consintiera desembolsar los ridículos 2,7 millones de dólares de presupuesto que iba a suponerle la cinta. Pero a pesar de la exigua cifra, los ejecutivos de la major no terminaban de convencerse de la viabilidad de la producción, y tuvo que ser el propio Spielberg el que, ofreciéndose como productor ejecutivo —amén de tener que garantizar que, en caso de que Zemeckis estuviera haciendo un mal trabajo, él se encargaría de dirigir— se convirtiera en factor determinante para la aprobación última de la filmación y producción, un proceso para el que Zemeckis iba a contar tan sólo con ocho meses.

La historia de I Wanna Hold Your Hand sigue, como ya he apuntado más arriba, a tres jóvenes cuya única pasión en la vida son los cuatro de Liverpool. El día antes de su actuación en el citado show de Ed Sullivan, el trío anda como loco en una tienda de música de Nueva Jersey haciéndose con el primer LP que se editó en Estados Unidos del grupo británico. Ya en esta escena, la cinta dibuja con pocos trazos los perfiles de las tres amigas. De una parte tenemos a Rosie —una espléndida Wendy Jo Sperber, habitual de las primeras cintas de Zemeckis—, enamoradísima de Paul McCartney que está dispuesta a lo que sea, hasta tirarse de un coche en marcha si hace falta, por tener una oportunidad de ver a su ídolo en carne y hueso.

En segundo lugar encontramos a Pam, una aparentemente virginal chica a punto de casarse a espaldas de sus padres que encarna con convicción y gran sentido del humor Nancy Allen, alzándose como lo mejor en el terreno interpretativo que podemos ver a lo largo del metraje. Por último, tenemos a Grace, encarnada por Theresa Saldana, una actriz de poco calado en el cine de los años que siguieron a la cinta —ella sería la mujer de Joe Pesci en Raging Bull, de Martin Scorsese, — que, también encandilada por el grupo musical, lleva el interés por el mismo hacia el terreno periodístico, queriendo conseguir a toda costa una foto de George, Paul, John y Ringo que le permita dar la campanada en el mundo del cuarto poder.

Alrededor de ellas, la cinta irá presentando a todo un rosario de hiper-hormonados adolescentes que servirán a Zemeckis y Gale para dar un repaso por la chavalería de la época de una manera similar a cómo George Lucas había hecho un lustro antes en American Graffiti (1973) —tanto es así que la escena de los dos coches en paralelo con Bobby Di Cicco pasando de uno a otro está directamente sacada del filme de Lucas— potenciando mucho más la comedia en detrimento de la inexistencia de las acotaciones dramáticas que sí tenía el título del responsable de Star Wars.

Con rostros semi-conocidos entre ese rosario como los de Marc McClure —el Jimmy Olsen de Superman —, el citado Di Cicco,  I Wanna Hold Your Hand es un claro vehículo para el disfrute de los jóvenes, abundando Zemeckis y Gale en la construcción de gags que en no pocas ocasiones recurren al más puro slapstick —las persecuciones por el hotel donde se aloja el grupo son el mejor ejemplo de ello— y en potenciar al máximo posible el tono de alocada comedia que hace presa de la trama en todo momento.

Al contrario que en otras muchas óperas primas de diversos directores en los que la tosquedad suele ser norma, Zemeckis demuestra con la cinta un más que correcto conocimiento de los mecanismos cinematográficos, sirviendo como prueba de ello la forma en la que se van intercalando las diferentes tramas paralelas que se plantean en el hotel cuando las amigas se separan. Entre ellas la mejor es, sin duda, la que sigue a Pam en su incursión en la habitación de los cantantes, momento fundamental para el desarrollo del personaje y escena que muchos años después homenajeará Manuel Gómez Pereira en El Amor Perjudica Seriamente la Salud (1997) con Penélope Cruz en lugar de esa Nancy Allen a la que la pasión por los músicos británicos lleva casi al orgasmo.

El problema es que tanto humor pretende acumular la cinta que al final sólo consigue arrancar la risa en momentos puntuales, dejando en el espectador una sensación de empacho algo molesta. Con todo, el debut de Zemeckis debería haber contado con mayor fortuna en una taquilla que ignoró por completo el título, saldándose su paso por los cines con poco menos de dos millones de dólares, un hecho que en otro caso habría sido suficiente para acabar con cualquier otro director pero que, en lo que respecta a Zemeckis sólo sirvió para aumentar su determinación de cara a convertirse en un nombre dentro del séptimo arte. (Sergio Benitez – Espinof.com)