Categoría: Abbas Kiarostami

  • Where is the Friend’s House? (Abbas Kiarostami – 1987)

    Where is the Friend’s House? (Abbas Kiarostami – 1987)

    En Where is the Friend’s House?, en una escuela del pueblo de Koker, al norte de Irán, Mohamed no ha hecho los ejercicios en el cuaderno, y el profesor le amenaza con expulsarle de la escuela si vuelve a repetir la misma falta. Esa misma tarde, su compañero Ahmed toma por equivocación el cuaderno de Mohamed; cuando se da cuenta, decide ir a buscar la casa de su amigo para devolvérselo.

    • IMDb Rating: 8,1
    • RottenTomatoes: 100%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

    https://www.youtube.com/watch?v=qtB6pf1hpLY

     

    Abbas Kiarostami era fotógrafo además de cineasta, sin embargo su manera de observar y representar los pequeños huecos de escenarios lejanos y desconocidos siempre estuvieron más cerca de la mirada de un pintor. Como si trabajara con temple al huevo, el director iraní le da color a paisajes naranjas y marrones que parecen fuera del tiempo. “El instante y la eternidad confluyen en una unidad”, decía Wim Wenders sobre la obra de Wyeth, Christina´s World. Eso mismo logra Kiarostami: plasmar una fugacidad imperceptible y tatuarla en el celuloide para vampirizar un gesto mínimo que puede cambiar el curso del universo. Where is the Friend’s House? retrata la odisea que vive un niño cuando decide cumplir una misión sin importar peligros ni consecuencias. Como si se metiera dentro del arcade Wonder Boy, Ahmed (Babek Ahmed Poor) recorre distintas pantallas, desde Kosker hasta Poshteh, y saltea toda clase de obstáculos para devolverle el cuaderno a su compañero de clase que guardó en su bolso por equivocación.

    Igual que Bruno Ricci en Ladri di Biciclette y Antoine Doinel en The 400 Blows, Ahmed toma la posta de los nenes literarios que habitan, en mayor o menos medida, la pobreza ( Oliver Twist, Tom Sawyer, Huckleberry Finn) y son ignorados por los grandes por el hecho de ser niños mientras que, paradójicamente, se les exige que piensen y actúen como adultos. “Una película de niños se puede elaborar a partir de pequeñas anécdotas, ya que, en verdad, nada es pequeño en lo que concierne a la infancia”, escribió en 1972 Francois Truffautt, el director que mejor supo traducir el lenguaje marciano de los niños cuatro años después en su película La Piel Dura. Kiarostami entiende en Where is the Friend’s House? que los problemas de los niños son tan inmensos como los anillos de Saturno, y que para Ahmed es de vida o muerte encontrar la casa de Mohamed y así impedir que reciba un castigo del iracundo maestro. En cada uno de sus planos largos confirma que el mundo ideal es aquel que es habitado solo por niños que ven películas filmadas, o pintadas, por el ojo hipersensible de Kiarostami. (Maia Debowicz – ElAmante.com)

    Uno de los clásicos problemas de comunicación que suele haber entre niños y adultos está en el hecho de que a veces unos no valoramos de la misma manera los problemas de los otros, que aquello que para un niño es insignificante resulta de gran importancia para un adulto. O el caso contrario, que puede ser especialmente problemático para una mente infantil todavía incapaz de valorar ciertas situaciones en perspectiva. En la que es la primera película de Abbas Kiarostami que dio proyección internacional al célebre director iraní, Where is the Friend’s House? (1987), podemos encontrar ambas situaciones.

    En la primera escena de la película vemos a un profesor de primaria dando clases en una zona rural de Irán. Cuando pide a sus alumnos que les enseñe los deberes, uno de ellos, Nematzadeh, se los muestra no en el cuaderno en el que debería haberlos hecho sino en una hoja de papel aparte. El profesor, indignado porque es la tercera vez que le pide que haga los deberes en el cuaderno, le abronca delante del resto y le rompe la hoja. Nematzadeh llora y se justifica diciendo que se olvidó el cuaderno en casa de su primo, quien está en la misma clase y corrobora la historia. Al ver cómo esta bronca afecta tan profundamente al pobre niño y a su amigo Ahmed, que se siente a su lado, no podemos evitar sentirnos mal y pensar que el profesor está exagerando la situación (después de todo, Nematzadeh realmente ha hecho sus deberes).

    Pero entonces éste explica por qué le da tanta importancia a que sigan sus instrucciones al pie de la letra: al hacer los deberes ordenadamente en el cuaderno, puede ir viendo su evolución a lo largo del curso. No solo eso, sino que en el fondo lo que está haciendo es inculcar a sus alumnos el sentido del deber, de tomarse las cosas en serio. Poco después llega un alumno algo más tarde porque viene de un pueblo lejano, pero el profesor seguidamente dice que los que vienen de pueblos más lejanos, deberían levantarse antes (y por tanto irse a dormir antes) para llegar a tiempo. Puede que después de todo no sea un mal profesor, y que no esté más que inculcándoles la disciplina que necesitarán para enfrentarse al mundo adulto lleno de responsabilidades. No obstante, le lanza una seria amenaza a Nematzadeh: como no vuelva a hacer los deberes donde toca, le expulsará de la escuela.

    Ahmed llega a casa y descubre consternado que se ha traído por error el cuaderno de su amigo. Si no se lo devuelve esa misma tarde para que haga sus deberes le expulsarán de la escuela. Y he aquí como un hecho tan insignificante (una confusión de cuadernos) deviene a ojos de Ahmed algo tan terrible: el presenciar de nuevo cómo humillan a su amigo y el temor a que lo echen del colegio. Where is the Friend’s House? se basará en realidad en esta premisa aparentemente tan sencilla: el viaje que hace Ahmed al pueblo donde vive Nematzadeh para buscarle y devolverle el cuaderno.

    Pero he aquí lo irónico de la situación: la mayoría de adultos que se encuentre por el camino no entenderán por qué Ahmed se preocupa de algo tan insignificante, cuando precisamente es otro adulto que ha dotado a esta confusión de una especial gravedad. Y una de las grandes virtudes del film de Kiarostami estará en que nos consigue transmitir con toda exactitud la preocupación y casi obsesión de Ahmed, haciéndonos compartir la sensación de soledad que siente en un mundo donde los adultos parecen indiferentes a sus preocupaciones. Para ellos no es más que un niño buscando la casa de su amigo, para él es una cuestión mayor que nadie más puede o quiere entender.

    Where is the Friend’s House? es una de esas películas que parecen engañosamente sencillas por basarse en una premisa tan simple pero que tienen una serie de virtudes que las hace especiales. Por un lado está la maravillosa naturalidad que Kiarostami logra captar de los actores infantiles; de hecho se me ocurren pocos ejemplos en la historia del cine en que se haya logrado con tanta frescura y honestidad, transmitiéndonos sus inquietudes (los rostros de preocupación de Ahmed durante su búsqueda y de Nematzadeh en la tensa escena final son tan auténticos que nos resultan angustiosos) pero sin excederse en el drama. Por el otro está el minucioso retrato de esos entornos rurales y de los personajes adultos, indiferentes a la gran búsqueda de Ahmed incluso en el caso de aquellos que simpatizan con él. Y por descontado está el humanismo que sobrevuela la cinta, ese sentido de la amistad y la fidelidad hasta las últimas consecuencias tan puro en los niños que se nos hace algo casi ajeno al mundo adulto.

    En la escena final del colegio, cuando el profesor va corrigiendo los deberes y pasa por el sitio de Ahmed y Nematzadeh lo hace sin ser en absoluto consciente de todo por lo que ha pasado Ahmed a consecuencia de la regañina del día anterior. Precisamente situaciones como ésta reflejan las grandes diferencias entre el mundo infantil y el mundo adulto, cuando no somos conscientes de todo por lo que puede haber pasado un niño a causa quizá de un comentario o una orden de un adulto que, inconscientemente, ha dado pie a una pequeña aventura insignificante a nuestros ojos. La magia de Kiarostami en este film es que consigue que la hayamos vivido en la escala del niño. (ElGabineteDelDoctorMabuse.com)

  • Like Someone In Love (Abbas Kiarostami – 2012)

    Like Someone In Love (Abbas Kiarostami – 2012)

    En Like Someone In Love, una joven estudiante japonesa se prostituye en Tokio para pagar sus estudios. Inesperadamente encuentra una sorprendente ternura de parte de un cliente de avanzada edad.

    • IMDb Rating: 7,0
    • RottenTomatoes: 83%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

     

    Escuchamos el ambiente de un bar nocturno, en volumen ascendente. El tintineo de las copas, la voces entremezcladas, la música amena y relajante. A continuación visualizamos ya el interior del bar, pero ahora oímos también la voz de una chica, fuera de campo, que le insiste a alguien que no le está mintiendo. Transcurre así casi un minuto de metraje hasta que un contraplano nos muestra a esa chica, que efectivamente está hablando por el móvil, con quién después sabremos que es su novio. Pero ese será un paso posterior. Solo con los tres primeros pasos anteriores podemos adivinar ya la intención de esta película, cual será la de revelarnos información poco a poco, trastocando nuestras expectativas; y podemos aventurar también el tempo en que lo hará, utilizando cada corte para dar un paso adelante en esa progresión pausada pero rigidísima. Con ello podríamos incluso pronosticar, aun tempranamente, que estamos ante la nueva película de Abbas Kiarostami, si no fuese porque los créditos iniciales, acompañados por ese ambiente de bar, ya nos lo han confirmado.

    Lo que sigue es por tanto una historia íntima, doliente y ambigua, protagonizada por una estudiante que se dedica a la prostitución selecta, un culto y medio jubilado profesor universitario, y el celoso e inquieto novio de aquella. Primero se nos presenta a la chica, a quién se le encarga pasar la noche con el citado académico, y a la mañana siguiente ambos se topan con el supuesto pretendiente de aquella. Poco después asistiremos a la brusca resolución del conflicto someramente establecido entre estos tres personajes. De una forma consecuente, Like Someone in Love (Japón, 2012) se estructura en cuatro momentos narrativos básicos, cada uno de los cuales tiene un tono ligeramente distinto: el primero, melancólico, con la chica casi en solitario; el segundo, más cómico, con ella y el profesor; el tercero, dramático, con ambos y el novio; y el cuarto, de suspense, con el profesor, luego la chica y luego el novio. Puede ser una división discutible, pero ayuda a reforzar la idea de que todo en esta película está muy marcado, pensado casi al milímetro. Y si dividimos el metraje en lo que son propiamente secuencias, éstas no llegan a la decena, por lo que Kiarostami parece seguir la estela de su anterior trabajo, Copie Conforme, rodando prácticamente en tiempo real, mezclando géneros y jugando con las dualidades a través de la caracterización de los personajes.

    En efecto, los tres que pueblan el marco de Like Someone in Love sufren cierto vacío familiar. La joven se encuentra huérfana en Tokio, y se siente culpable por no haberse reunido con su abuela mientras estaba de visita en la ciudad (no quería que ésta viese en que se había convertido). El profesor es viudo y está solo, por lo que recurre a la primera para volver a sentirse joven y acompañado, charlando y cenando con ella (o eso esperaba hacer, pero la chica se queda dormida). Y el novio tiene atributos hostiles, provocados, lo averiguamos también, por una carencia, que quiere colmar cuanto antes casándose con su novia (así se lo hace saber al docto anciano, aunque éste intenta disuadirle). Cada uno de ellos acaba rellenando por tanto, en mayor o menor medida, un vacío del otro, sobretodo en la relación entre el profesor y la estudiante, que acaban convirtiéndose respectivamente en abuelo y nieta. De hecho su novio piensa que lo son, y también lo piensa una vecina. Incluso puede que lo sean realmente, pero que no lo sepan. Esta alteración de personalidades, que nos recuerda claramente la de Copia certificada, es ciertamente muy penetrante y da pie a múltiples interpretaciones.

    Pero los giros y las dualidades no acaban ahí. En ellos ahondan elementos simbólicos como un cuadro colgado en el piso del “abuelo”, ilustrando una joven físicamente parecida a la “nieta”, o fotografías que pueden representarles directamente, o no, a ella y a él. Visualmente Kiarostami y su director de fotografía insisten asimismo en los reflejos, a través de vidrios y ventanas, dando lugar a composiciones muy llamativas (destaca por ejemplo un plano en la secuencia del bar que mezcla el exterior y el interior), donde los términos se multiplican. Pero esto ocurre en general en casi todo el metraje, ya que el cineasta iraní ha pasado a caracterizarse por un esmerado tratamiento de la profundidad de campo, distribuyendo los referentes del marco y moviendo la cámara con precisión, buscando igualmente dotar a un solo plano de varios puntos de vista (un buen ejemplo en este sentido lo encontramos en la escena de un taller mecánico, con dos coches contiguos y los personajes hablando entre uno y otro).

    Este tipo de narrativa y de técnica requiere la atención constante del espectador pero acaba resultando de una profundidad muy gratificante, por lo que sirve de contrapeso a ese ritmo pausado y a la escasez de personajes y decorados, aspectos que en otros casos podrían haber llegado a aburrir. Pero hay que decir también que la naturaleza de esta película puede provocar en parte del público, quizás no aburrimiento, pero sí recelo y contrariedad. Funciona, como hemos dicho, bajo unos parámetros muy estrictos, casi como un ejercicio propio de una escuela de cine, aunque sea el ejercicio del alumno más aventajado de la escuela más elitista. Y, como tal ejercicio, en cierto modo está alejado de la cruda y adulta realidad… Pero al final el espejo se rompe. Volvemos a esa realidad y nos remitimos al inicio de la película, con las palabras en fuera de campo de su protagonista, asegurando que no está mintiendo. ¿Nos habla Kiarostami a través de ella? ¿Hemos asistido verdaderamente a un engaño ficticio, o al fin y al cabo ha sido todo necesario para revelarnos la verdad oculta de estas personas? (Ignacio Navarro – ElAntepenúltimoMohicano.com)

  • Copie Conforme (Abbas Kiarostami – 2010)

    Copie Conforme (Abbas Kiarostami – 2010)

    En Copie Conforme, un hombre y una mujer se conocen en un pequeño pueblo italiano del sur de la Toscana. Él es un escritor inglés que ha ido para dar una conferencia. Ella es una galerista francesa.

    Mejor Actriz y Premio de la Juventud en el Festival de Cannes 2010
    Espiga de Oro a la Mejor Película en el Festival de Valladolid – Seminci 2010
    Mejor Película de Habla no Inglesa 2011 en el Círculo de Críticos de San Francisco

    • IMDb Rating: 7,3
    • RottenTomatoes: 89%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

     

    En respuesta a los signos de repetición que podían advertirse en Le Vent nous Emportera (1999), a fines del siglo pasado Abbas Kiarostami abandonó el cine, al menos en su versión “normal”. Durante la década siguiente incursionó en toda una serie de investigaciones y desvíos, que incluyeron desde exposiciones fotográficas hasta instalaciones de video, además de documentales y films-ensayo. Ahora, el realizador de Taste of Cherry vuelve al cine narrativo con una película que lo muestra apretando el botón de reinicio en (casi) todos los equipos. Presentada en Cannes 2010, Copie Conforme es la primera que filma para una compañía cinematográfica de las grandes (la francesa MK2), la primera rodada guión en mano (aunque no lo haya respetado todo el tiempo; ver entrevista), la primera con una actriz profesional (Juliette Binoche, impulsora del proyecto) y también la primera que podría considerarse “de género”.

    Reinicio pero también reformulación de temas, enfoques e inquietudes que siempre estuvieron presentes en el cine de Kiarostami. En su muda elocuencia, en la atención que pone en la observación de lo real, en el aireado tempo narrativo que establece, el muy minimalista primer plano de Copie Conforme revela, de entrada, que no estamos ante una película común. Con ruido de fondo (típico del realismo iraní, la importancia dada al sonido directo), se ve un escritorio sobre un estrado. Sobre el escritorio, un par de micrófonos y un libro que lleva, en italiano, el mismo título que la película. Todos los créditos desfilan sobre ese encuadre. Al cabo de ellos, un presentador (se trata de Angelo Barbagallo, uno de los productores del film) anuncia la pronta llegada del disertante. En otras palabras, ese plano no presenta otra cosa que un espacio de representación, en el que la propia película se incluye (el título del libro).

    Tras esa suerte de prefacio, Copie Conforme se organiza como pas de deux, con el autor del libro, un crítico de arte inglés llamado James Miller (el cantante lírico William Shimell, sin experiencia previa en cine) y una mujer a la que antes había podido verse entre el público, que resulta ser una galerista francesa (Juliette Binoche) como solistas, acompañados de partenaires circunstanciales. De modo típico en Kiarostami, la primera parte de Copie Conforme narra un viaje en auto, con los paisajes de la Toscana “doblando” los típicos caminitos iraníes, cipreses en lugar de olivos y abundancia de referencias al tema que constituye la especialidad del autor: la tesis, sin duda transgresora, de que en arte no deberían establecerse diferencias de valor entre el original y la copia.

    Una vez que la mujer y el escritor llegan, de modo que parecería casual, a un pueblito de Arezzo, al quiebre narrativo que lleva del movimiento a la quietud le corresponde no sólo una ruptura dramática (de la fuga al enfrentamiento), sino incluso representacional. A partir de una aparente confusión ya no se sabrá si el escritor y la galerista juegan a ser un matrimonio o si, por el contrario, se trata de un matrimonio que había jugado a no serlo. Como sugieren la figura del espejo (en un plano conviven dos reflejos simultáneos, en otros la cámara ocupa frente a los protagonistas el lugar de un espejo) y la posición de la cámara, a la que por momentos los actores hablan de frente –como quien juega a tirar abajo la “cuarta pared”– en Copie Conforme es a través de la representación que se llega a la verdad.

    El juego de espejos lo completan ciertas parejas con las que los protagonistas se cruzan, como proyecciones de sí mismos, en distintas etapas de su relación: unos recién casados, en traje de boda (o sea, disfrazados), una pareja sesentona (él es el guionista Jean-Claude Carrière, en un cameo), un matrimonio de ancianos. Paradójicamente, cuanto más se multiplican los efectos de representación más a fondo la película se mete en la intimidad de los personajes, hasta alcanzar niveles tan descarnados y viscerales como desde Bergman no se veía. Como en Bergman, si algo caracteriza al hombre es su egoísmo. A la mujer, el entregarse a la emoción sin la más mínima concesión, mientras cuida su maquillaje. También como en Bergman, la pareja de actores da todo de sí, en una gimnasia que habrá sido extenuante (Binoche ganó una Palma en Cannes, Shimell es una revelación absoluta).

    Tratándose de un cineasta tan refractario a cualquier coqueteo cinéfilo, resulta impensado que Copie Conforme promueva un posible diálogo no sólo con Scenes from a Marriage sino con Viaggio in Italia, de Rossellini, y hasta con The Before Trilogy de Richard Linklater. Películas que funcionan, en relación con ésta, del mismo modo que las parejas con las que se cruzan los protagonistas: como espejos rotos, como proyecciones o reflejos. Una película que muestra el mundo, mientras se piensa a sí misma: Kiarostami puro. Y una nueva obra maestra, para un cineasta que parecería no poder producir otra cosa que eso. (Herb Broomfield – Página12.com.ar)

  • Taste of Cherry (Abbas Kiarostami – 1997)

    Taste of Cherry (Abbas Kiarostami – 1997)

    En Taste of Cherry un hombre de mediana edad decide suicidarse. Su única preocupación es encontrar a alguien que le ayude y se comprometa a enterrarlo. Esta situación le permite conocer a una gran variedad de personajes.

    Palma de Oro (Festival de Cannes 1997)

    • IMDB Rating: 7,7
    • Rottentomatoes: 84%

    Película / Subtítulo 

     

    En Taste of Cherry Abbas Kiarostami planta la incertidumbre en el espectador desde las primeras escenas, ¿qué busca ese extraño conductor de la camioneta? La satisfacción de oscuras pulsiones sexuales seguro que aparece dentro de las posibilidades que barajamos. Pero el camino narrativo elegido por Kiarostami es mucho menos morboso, pero más angustiante; aunque de eso nos enteraremos veinticinco minutos después que la película comenzó.

    El recorrido al que nos invita Abbas tiene su destino ya decidido, pero el viaje (como siempre el viaje es lo más importante para Kiarostami) no es en línea recta; las idas y vueltas, las curvas y contra curvas que la camioneta de Badii recorre, que nosotros recorremos en esa tierra yerma en la que solo crece el polvo, son la puesta en escena de los arduos debates ideológicos, religiosos y filosóficos que el protagonista tendrá que sostener para lograr materializar su idea.

    El viaje que nos propone Abbas es a través de los miedos, los prejuicios y las ideas que esas falsas charlas evidencian. Tres son los interlocutores de Badii: el soldado de origen kurdo y de menos de veinte años, que casi no puede hablar y que solo puede salir corriendo muerto de miedo frete a la propuesta que le acaban de hacer; el estudiante de religión, de origen afgano y de aproximadamente treinta años, que puede escuchar pero no entender y que solo tiene su fe religiosa para ofrecer; y el taxidermista, turco de más de cincuenta, que no solo escucha, también entiende, es el que ha tenido una vida, el que ha caminado por fuera de los dogmas, el que ha pasado por situaciones similares, el que tiene necesidades.

    Es amplia la variedad de origen y de edades de los interlocutores de Badii, pero hay elementos comunes a todos: son hombres, musulmanes y todos hacen referencia a la guerra, tanto la de Irak e Irán, como  a la invasión Soviética de Afganistán.

    Primeros planos dentro del auto o grandes planos secuencia desde el auto hacia el espacio calcinado; a eso se resuma casi todas las variantes formales de Taste of Cherry. Es una concepción minimalista en lo formal y en lo dramático. Un conflicto referido a tres interlocutores distintos. La angustiosa sensación de soledad que transmite Badii no está solo construida desde la firmeza de su desición de suicidarse, también lo está desde la imagen, ya que Badii no comparte planos con ninguno de sus tres interlocutores y en realidad no hay diálogo, es un efecto del montaje visual y sonoro, ya que ninguno de ellos compartió vehículo con otro, siempre el interlocutor y quien los acompañaba en la camioneta era Kiarostami.

    Taste of Cherry comparte el territorio otras con películas de Kiarostami. El territorio de muerte en el que se mueve es similar al de Y la vida continúa…, Detrás de los olivos, ambas construidas en torno al terremoto de 1990; y con ABC Africa. Pero si en las otras tres películas frente a la tragedia colectiva y la muerte en masa, Kiarostami prefería enfocar la vida, el esfuerzo por sobrevivir; frente a la tragedia individual, frente a la perdida de sentido de la vida para su personaje, Kiarostami sostiene la cámara frente a la pulsión de muerte.

    Estructuralmente Taste of Cherry centra la ambigüedad de su relato en dos puntos, los dos elementos claves a la hora de buscar la implicación del espectador, de generar la incomodidad y la angustia. El primero es la causa de Badii para buscar su suicidio, ¿por qué pretende huir de la vida? Cualquier respuesta que el personaje diese nos brindaría genéricamente tranquilidad; cualquier respuesta tendría altas probabilidades de dejarnos afuera, de distanciarnos de la situación de Badii y de su decisión. Pero no lo sabremos, lo único que hay es su decisión, de las causas nada.

    El otro punto de ambigüedad que planta Kiarostami está vinculado a el desenlace, Badii se toma los somníferos, se mete en el hoyo y la oscuridad gana la pantalla, quien se banque su muerte aceptará que el deseo de Badii se ha cumplido; quien no la soporte podrá pensar que el taxidermista lo despertó y ayudo a salir. Opción esta improbable pero que Kiarostami deja abierta.

    La imprecisión causal de la decisión de Badii tiene otro efecto altamente corrosivo, su desilusión aparece como existencial, nada de lo humano logra abrigarlo; lo que es por omisión un posicionamiento crítico en extremo para con la sociedad, la religión, la política y todos los discursos de sentido sobre la experiencia humana.

    Dentro de una película que en toda su extensión es extraña e inquietante, el final es un gesto reparador para el espectador, aunque más desconcertante que el conjunto de la película. Luego de que la noche a cubierto a Badii y el plano negro de más de un minuto termina, con la ambigüedad acerca del destino del protagonista; la imagen resurge como de un más alla de resonancias paradisíacas. El invierno polvoriento ha sido trocado por una primavera verde y llena de flores amarillas; la soledad de Badii en bullicio de grupo de hombres trabajando; la ficción opresiva y angustiante en registro realista del momento feliz del final del trabajo; el celuloide en video; el recuerdo de Badii de lo que fue su mejor momento en la vida (el servicio militar) en su representación en un batallón que porta flores en vez de fusiles; el suicidio de Baddi en la presencia tranquila del actor que lo interpreta. En el interior de la diéresis de su película Kiarostami va a fondo; pero necesita decir él y necesita brindarnos a nosotros la certeza, de que esa búsqueda de Badii de su muerte, es una historia posible pero no un manifiesto a favor del suicidio. Sí como la muerte es parte de la vida el suicidio es una de sus opciones, pero no es la de Kiarostami y él necesitó dejarlo expreso en su obra. (cinesinorillas.blogspot.com.ar)